Día Mundial de Toma de Conciencia del Abuso y Maltrato en la Vejez 15 de junio
El abuso y maltrato hacia las personas mayores es un problema grave que impacta negativamente en la salud física, mental y social. A pesar de esto, este tema ha recibido muy poca atención y recursos para abordarlo.
En particular, durante las situaciones emergencias climáticas se ponen de relieve las situaciones de abuso y maltrato hacia las personas mayores, quienes se ven afectadas de manera desproporcionada, no sólo por las consecuencias que estas emergencias tienen en su salud, sino también por las consecuencias indirectas que repercuten en su capacidad de tomar decisiones, mantener sus vínculos, continuar viviendo en sus hogares o mantener sus ingresos económicos.
Alrededor de 1 de cada 6 personas de 60 años o más sufre anualmente algún tipo de abuso en la comunidad. En las instituciones, las tasas de abuso de personas mayores son más altas: 2 de cada 3 miembros del personal informan haber abusado de una persona mayor durante el último año. Se prevé que el número de personas mayores que sufren abusos aumentará a medida que los países experimenten un rápido envejecimiento de la población.
El abuso y maltrato hacia una persona mayor puede ser desde uno o varios actos repetidos que le causan daño o sufrimiento, o también la no adopción de medidas apropiadas para evitar otros daños. Estos sucesos pueden conllevar graves lesiones físicas, materiales y consecuencias psicológicas prolongadas.
Por ejemplo, durante la pandemia de COVID-19 esto fue puesto en evidencia, junto con el edadismo inserto en las sociedades que llevó a discriminar a las personas mayores al momento de asignar prioridades en la atención y el financiamiento para las respuestas humanitarias, a la vez que mostró un aumento en las tasas de maltrato hacia ellas.
La Década de las Naciones Unidas del Envejecimiento Saludable (2021-2030) presenta una oportunidad para abordar el abuso de las personas mayores de manera concertada, sostenida y coordinada entre sectores y partes interesadas.
Hay cinco acciones prioritarias que fueron identificadas durante la Década para combatir el abuso de las personas mayores:
- Combatir el edadismo, ya que es una de las principales razones por las que el abuso de las personas mayores recibe tan poca atención.
- Generar más y mejores datos sobre la prevalencia y sobre los factores de riesgo y de protección.
- Elaborar soluciones costo eficaces y ampliarlas.
- Abogar en favor de la inversión, que demuestre que abordar el problema es dinero bien gastado.
- Recaudar fondos, ya que se necesitan más recursos para abordar el problema.
La protección de nuestros ancianos
Entre 2019 y 2030, se prevé que el número de personas de 60 años o más aumente en un 38%, de mil millones a 1,4 mil millones, superando en número a la juventud a nivel mundial, y este crecimiento será especialmente mayor y más rápido en las regiones en vías de desarrollo, y requiere que se preste mayor atención a los desafíos específicos que afectan a las personas mayores, incluso en el campo de los derechos humanos.
El maltrato de las personas mayores es un problema social que existe en los países en desarrollo y desarrollados y, por lo general, no se notifica suficientemente en todo el mundo. Tan solo en unos pocos países desarrollados hay tasas de prevalencia o estimaciones, que se sitúan entre un 1% y un 10%. Aunque se desconoce la magnitud del maltrato de los ancianos, su importancia social y moral es indiscutible. Por este motivo, este problema requiere una respuesta mundial multifacética que se centre en la protección de los derechos de las personas de edad.
Las formas de definir, detectar y resolver el maltrato de las personas mayores tienen que enmarcarse en el contexto cultural y considerarse junto con los factores de riesgo que tienen una especificidad cultural. Por ejemplo, en algunas sociedades tradicionales se obliga a las viudas de edad a casarse de nuevo, mientras que en otras las mujeres mayores que viven solas son acusadas de practicar la brujería. Desde una perspectiva sanitaria y social, si los sectores de atención primaria de salud y los servicios sociales no están bien preparados para detectar y resolver el problema, el maltrato de los ancianos seguirá estando semioculto.