El virus chikungunya (CHIKV) sigue siendo un importante problema de salud pública en las Américas, con cifras alarmantes de infectados.
Incluso después de décadas de abordar problemas de salud relacionados con los arbovirus, los sistemas de salud continúan luchando para contener nuevas epidemias de este virus.
Esto subraya la complejidad de los desafíos que enfrentan los países afectados en el control y la prevención de estas enfermedades transmitidas por mosquitos.
Con 1.659.167 casos registrados desde 2016, lo que se traduce en una tasa de 25,37 por 100.000 personas, el Ministro de Salud de Brasil ha destacado un aumento sustancial de los casos de fiebre chikungunya, manteniendo a Brasil como el epicentro de la enfermedad en las Américas.
Florida y Texas han informado de infecciones por CHIKV, lo que pone de relieve el alcance del virus más allá de las zonas tradicionalmente endémicas.
Los cambios climáticos y la gran población inmunológicamente ingenua de chikungunya en América del Norte y Europa pueden ser una combinación de factores para futuras epidemias y nuevas áreas de riesgo. Un estudio publicado en “The Lancet Regional Health–Americas” enfatiza que la infección por chikungunya frecuentemente resulta en artralgia crónica, lo que afecta la calidad de vida de los infectados y representa una carga sustancial para los sistemas de salud en las regiones afectadas.
En 2018, el chikungunya se añadió a la lista de preseleccionados de la Organización Mundial de la Salud (OMS) para investigación y desarrollo prioritarios como enfermedad tropical desatendida debido a la falta de una vacuna aprobada y al potencial de disfunción crónica. Los problemas relacionados con el chikungunya no pudieron detenerse con el fin de la fase aguda.
Es probable que la artritis crónica lleve a más de la mitad de los pacientes a una fase crónica de su afección, que persista durante más de tres meses y provoque dolor a largo plazo que podría continuar durante años.
Los trastornos musculoesqueléticos están presentes en el 95% de los casos crónicos y pueden resultar incapacitantes.
Es posible encontrar alteraciones inmunológicas con niveles elevados de citocinas inflamatorias, erosión ósea persistente, derrames articulares y tendinitis.
Esto puede provocar una disminución significativa de la calidad de vida y la función física.
Este escenario impacta la salud y el bienestar de las personas afectadas y tiene importantes implicaciones económicas.
El dolor crónico debido al CHIKV conduce a un mayor ausentismo laboral, lo que resulta en una disminución de la productividad y una carga económica sustancial para las sociedades.
Si bien el chikungunya plantea un riesgo importante para la salud en las Américas, las estrategias para controlar el dolor crónico y la rehabilitación carecen de un consenso estandarizado.
Ante este problema cada vez mayor, los científicos han estado investigando posibles tratamientos para el dolor crónico causado por el chikungunya. En una búsqueda en PubMed (términos: “Virus chikungunya” O “Infección crónica por chikungunya”) Y (“Manejo del dolor” O “Tratamiento del dolor” O “Alivio del dolor” O “Control del dolor” O “Analgésicos” O “Terapia física”), solo hay siete artículos sobre chikungunya y medicamentos, cuatro sobre rehabilitación física y 14 sobre estudios de vacunas. Una búsqueda en Clinicaltrials.gov mostró una selección limitada de ensayos dirigidos a esta área, con dos estudios completos centrados en la eficacia de la cloroquina y el metotrexato. Actualmente, hay dos ensayos activos que buscan participantes: un ensayo de fase 1 que explora el SAR440894 y otro que estudia el efecto del metotrexato. Mientras tanto, el Registro Brasileño de Ensayos Clínicos (ReBEC) enumeró sólo un ensayo que reclutó participantes para estudiar el impacto de la dexametasona combinada con metotrexato. No hay estudios disponibles sobre métodos de rehabilitación para chikungunya en Clinicaltrials.gov, mientras que ReBEC enumera tres estudios sobre rehabilitación para la artralgia crónica por chikungunya.
El estado actual de la investigación sobre terapias para el dolor crónico causado por CHIKV revela una preocupante escasez de estudios publicados y en curso, con énfasis en el metotrexato, un fármaco cuya eficacia y seguridad hasta ahora no han estado a la altura de las expectativas.
Este enfoque sugiere un optimismo cauteloso en la comunidad científica sobre su eficacia potencial. Sin embargo, el número limitado de estudios que buscan activamente nuevos tratamientos, incluidas estrategias de rehabilitación destinadas a la recuperación y el fortalecimiento del sistema sensoriomotor, apunta a una importante laguna en la investigación. Este escenario, en el que dos de cada tres escasos estudios se concentran en el metotrexato, exige un esfuerzo renovado y ampliado, incluidas técnicas de neuromodulación, para explorar una variedad de opciones terapéuticas, yendo más allá de los límites de enfoques anteriores para abordar los desafíos de la enfermedad crónica inducida por CHIKV. dolor de verdad.